domingo, 25 de marzo de 2012

Satírica




Satírica

La punta del tacón se hundió en la arena Sabía de antemano la hondura de la herida y aún así se quedó expectante Extendió los brazos y se aferró al sonido Entrecerró los ojos y se mantuvo abierta con las piernas flácidas y el estupor del sexo como diáspora -la luna y su vicio de enredarse como gota- Se montó al corcel de los amantes para luego morir de lo que muere la carne



Marina Centeno
Yucatán México