lunes, 17 de septiembre de 2012

André Cruchaga me dedica un Poema





HIRVIENTE SERENIDAD




a Pere Bessó y Marina Centeno, poetas




Decimos serenidad cuando los pájaros mueven su cuerpo, las gaviotas sin aldabas en plena astilla de olas collares de arenilla y ungüentos sobre la torre acechante de los objetos del día a día como los pabellones del insomnio de la noche disturbio de palabras contra el ojo, aun así es necesario guardar la cordura los periódicos los trenes los ascensores los recuerdos entrampados en la boca de los muertos los mensajes del ave nacional en las festividades de este reino caduco en la última calle sucia de las premoniciones la cópula del reloj tendida en el césped púrpura quemados los cuerpos la forma de túnica del reloj que mece las agujas al trasluz de las sombras dormido me ahondo en el otoño las ramas del rocío sobre el nicho sumergido de los trenes por dentro los demonios enrarecidos del viento mana a estas horas será mediodía bastará un hervor en los labios de la fuga la ociosidad seguramente objetivará las mañanas antes comienzo a hacer audibles todas las equivocaciones no postergo los dibujos que hice con la tinta ni reniego de las calles salobres de la melancolía suenan las trompetas del batallón de la saliva suben los insectos en la penumbra pastosa de los fideos afuera hay fuegos calcinados los mismos cuerpos de aquella vastedad nocturna ebrio lamo los fragmentos del vómito el día es extraño cuando me lo paso pensando en las palabras nombres miedos perdones disculpas todo a la carta de la zozobra medito en el rebaño ávido de rigideces lo único cierto son las enredaderas el bamboleo de la flama del candil a ritmo de blues mudo fuego lento del aullido amargo nunca erigimos la alternancia del musgo ni pensamos en los porqués del odio ni en la interview del oleaje sobre el prensapapel de la angustia con azoteas de ráfaga hierven los antros y sus antípodas la facilidad del albañal de los encajes colgados del diente petrificado de la desnudez de pronto me doy cuenta que hay más insolencia de lo que pensaba habrá voces que maúllen y templos demolidos del tamaño del remedo habrá emuladores de la esperanza con aplomo de estatuas aguas carbonizadas que nada tienen que ver con el santo patrono ni con Quevedo en la arista aquí del trópico avanzo con mis pezuñas subterráneas.



ANDRÉ CRUCHAGA
Barataria, 16.IX.2012